La anemia es una de las
enfermedades más comunes y más desconocidas de hoy en día. Sí, es una
enfermedad que sufre un elevado porcentaje de población, pero mucha gente no
sabe casi nada de ella. “Anemia es cuando
te falta hierro”, me dicen muchos, pero no. La anemia es un déficit de
hemoglobina, que la mayoría de veces se produce por falta de hierro, sí, pero
no es la única causa. A parte, ¿sabíais que la anemia reduce el rendimiento
deportivo y por qué?
Hoy os voy a hablar de esta
enfermedad, de los tipos que hay, de sus síntomas y de cómo modificar tu
entrenamiento deportivo para que puedas seguir practicando tu actividad física
preferida mientras la tratas.
Voy a empezar por el principio,
los síntomas. El principal es el cansancio, un síntoma muy difícil de
notar debido al ritmo de vida que llevamos. Normalmente achacamos el cansancio
a las horas de trabajo, al poco descanso… Y no pensamos que puede haber algo
más. Otros síntomas muy comunes son la palidez
de piel, el dolor de cabeza, la pérdida de apetito y el descenso del
rendimiento intelectual. Como veis, son síntomas muy comunes por lo que no
los solemos asociar a la anemia: hay gente pálida por naturaleza, el dolor de
cabeza lo solemos asociar al estrés que rige nuestras vidas y la pérdida de
apetito y el menor rendimiento intelectual al cansancio.
Además, los síntomas pueden
variar dependiendo de la severidad de la enfermedad, de su ritmo de desarrollo,
de la edad, de la coexistencia con otras enfermedades… De hecho, una anemia
ligera tiene muy pocos síntomas, por no decir ninguno.
Podéis ver que la anemia no es
como un constipado, no es fácil de detectar por los síntomas porque los
confundimos. El mejor consejo que se puede dar en este caso es que os hagáis un
análisis de sangre al año, como mínimo. Y, si en algún momento os notáis más
cansados de lo normal id a vuestro médico de cabecera y pedidle otra. Más vale
prevenir que llevarnos un susto, ¿no?
Sí, la única manera de saber si
realmente tenemos anemia o si simplemente necesitamos vacaciones es mediante el
análisis de sangre. Sólo así sabremos qué cantidad de glóbulos rojos tenemos y
cuál es su forma y tamaño, si la cantidad de hemoglobina y de ferritina son las
adecuadas, etc.
Para los que os preguntéis qué
es la hemoglobina y la ferritina, la gran mayoría lo hacéis cuando vais a
recoger los resultados de la analítica, os lo explico enseguida: la hemoglobina es una proteína que hay
dentro de los glóbulos rojos y que contiene hierro, es la que le da el color
rojo a la sangre y la encargada de transportar el oxígeno desde los pulmones
hasta las distintas partes del cuerpo y el dióxido de carbono desde cualquier
rincón de nuestro cuerpo hasta los pulmones para expulsarlo, y la ferritina es una proteína que se encuentra
dentro de las células y se encarga de almacenar hierro para cuando nuestro
cuerpo lo necesite.
Si la analítica os dice que
tenéis anemia sólo el médico está capacitado para decir qué tratamiento debéis
de seguir. Todo dependerá del tipo de anemia y de lo severa que sea. Hay veces
que basta con modificar un poco la dieta, otras veces hace falta algún tipo de
suplementación de hierro… Pero sólo el médico tiene la potestad para decir lo
que necesitáis.
Si vuestro médico os dice que
tenéis anemia pero no os receta ningún complemento de hierro, no os
escandalicéis, ya que la anemia no siempre es producida por la falta de este
mineral. Hay otras muchas causas por las que puede disminuir la hemoglobina en
sangre. La falta de hierro es la más
común de las causas, pero también se puede producir por déficit de vitamina B12 (ácido fólico), puede ser hereditaria (talasémica o falciforme),
puede deberse al consumo de drogas,
a la pérdida de sangre, a una dieta insuficiente, a determinadas enfermedades como el cáncer,
la diabetes, enfermedades relacionadas con la médula ósea…
Sea cual sea el motivo se
detecta en la analítica, y cada causa tiene un tratamiento.
Hay que tener en cuenta que si
la anemia es muy severa el médico os prohibirá realizar actividad física durante
un tiempo. Si es así, por favor hacedle caso. Si no es tan severa como para
prohibir el ejercicio, lo primero que tenéis que hacer es decidle a vuestro
entrenador o instructor qué es lo que os pasa. Si hacéis deporte por libre,
consultad con un profesional del deporte vuestro caso. Os preguntaréis “esto, ¿por qué? Si ya tengo el tratamiento
lo sigo y punto, ¿no?”. Pues no.
La anemia afecta muy
directamente en el rendimiento físico. Como ya he dicho el principal síntoma es
el cansancio. Cuando tienes anemia todo te cuesta más, te agotas antes, tienes
menos fuerza… Normal. Nuestros músculos necesitan oxígeno para producir la
energía necesaria para poder moverse, por eso al hacer ejercicio nuestro
corazón bombea más rápido, los músculos necesitan más energía, necesitan más
oxígeno. Como ya sabéis, la hemoglobina es la encargada de transportar ese
oxígeno. Si disminuye la hemoglobina en sangre llega menos oxígeno a los
músculos, por eso nos sentimos cansados cuando tenemos anemia.
Pues imaginaos, si en reposo ya
llega menos oxígeno a los músculos de lo que necesitan, cuando se realiza
ejercicio, que la demanda es mayor, ¿qué pasará? Agotamiento, ahogo, dolor de
pecho y extremidades inferiores en corredores… Y todo esto seguido de la
frustración de no poder realizar los tiempos que sueles hacer, o por no poder
levantar el peso que levantas normalmente en la sala de pesas.
Por eso mismo se ha cambiar el
entrenamiento si se sufre esta enfermedad. Entrenar de manera menos regular,
realizar entrenamientos más cortos y menos intensos hará que toleréis mejor la
fatiga.
Si entrenas en la sala de pesas
de un gimnasio, cambia el entrenamiento de fuerza por el de resistencia, reduce
el peso con el que trabajas y aumenta repeticiones, así ayudarás a prevenir la
fatiga.
Lo “bueno” de esta enfermedad es
que no deja secuelas, si la tratas bien desaparece rápidamente y todo vuelve a
la normalidad. Puedes volver a tu entrenamiento normal sin problemas.
Ya veis, la anemia es una
enfermedad molesta, pero, si el médico no os lo prohíbe, os permitirá seguir
realizando el deporte que más os guste sin problemas. Así que, consultad con
vuestro médico, consultad con vuestro entrenador/instructor, y… ¡¡¡A seguir
disfrutando del deporte!!!! J
!Excelente artículo! Yo conseguí la anemia recientemente, y me prohibieron hacer calistenia (entrenamiento de fuerza con peso corporal), peor aún no queda claro; si la anemia afecta al oxígeno que recibe nuestro cuerpo de parte de los pulmones, entonces por ende tendría un efecto negativo en la capacidad aeróbica, pero ¿po qué diantres afecta a la fuerza (ya sé que los músculos necesitan oxígeno y todo eso)?
ResponderEliminarHola Andrés! Muchisimas gracias por tu comentario. Ante todo, me alegra que te haya gustado el artículo.
ResponderEliminarCon respecto a tu duda, comentarte que precisamente, el hecho de que no llegue suficiente oxígeno a nuestros músculos hace que estos no tengan energía suficiente para moverse, lo que afecta directamente en nuestra fuerza.
Es por esto que la anemia nos afecta tanto a los que entrenamos con peso (ya sea corporal o extra).
Espero haber sido de ayuda.
Mejorate pronto de esa anemia y sigue disfrutando con tus entrenamientos!
Salydos!
DIVI
Gracias por responderme, DIVI :)
Eliminarhola divi respecto a tu respuesta no llega oxigeno debido a la falta de hemoglobina que es la encargada mediante los glóbulos rojos y desde los pulmones oxigenar al cuerpo y en primordial a los músculos ( que sucede si una clienta presenta anemia por falta de ferrina pero ojo hay un caso muy particular ella ya tiene antecedentes de presion arterial y necesitar hacer deporte ya )
EliminarYo he estado muy baja de energía
ResponderEliminarHoras después de hacer ejercicios me siento muy mal
Y ya tengo mucho tiempo de ejercitarme
Podré estar presentando un cuadro de anemia???