Hace unas semanas os di unos
pequeños consejos a todos aquellos que queréis comenzar a correr pero no sabéis
cómo hacerlo. Hace unos días os hablé del peligro que conlleva para nuestra
salud no realizar ninguna actividad deportiva. Aún así, hay gente que todavía
dice aquello de “pero es que da tanta
pereza salir a correr ahora…”
Ahí os tengo que dar un poco la
razón. Al principio da un poco de pereza calzarse las zapatillas y salir a
correr. Pero es algo que sólo pasa el primer día. Ya desde la primera salida
que haces empiezas a notar los beneficios, cuando llegas a casa te encuentras mucho
mejor que cuando saliste. Esto hace que al día siguiente no te cueste tanto
salir. Y, día a día, te vas encontrando mejor y van aumentando tus ganas de
correr.
El objetivo del post de hoy es
el de convencer a todos aquellos que os quedáis sentados en el sofá cada tarde
porque os “da pereza” levantaros a
por vuestras zapatillas. Si el hecho de saber lo malo es que el sedentarismo
para nuestro organismo no fue suficiente para convenceros, hoy os voy a hablar
de los beneficios que nos aporta una actividad tan sencilla como es la de
correr.
Como no, he de enumerar
beneficios como que el hecho de correr va a hacer que reduzcáis el colesterol
malo (LDL) y que aumentéis el colesterol bueno (HDL), lo que os ayudará a prevenir enfermedades
cardiovasculares, ayuda también a
prevenir la diabetes de tipo 2, mejora
el sistema inmunológico, acelera el
metabolismo haciendo que controléis mejor peso y talla, hace que
segreguemos endorfinas, por lo que
mejora el humor, relaja, ayuda a combatir el estrés, la ansiedad y
la depresión, entre otros.
Estos son beneficios que
obtendréis de casi cualquier actividad física que queráis realizar. Pero yo hoy
quiero ir un poco más allá. Hoy os voy a comentar los resultados de diversos estudios realizados por importantes
instituciones de todo el mundo, estudios que han demostrado que correr es una actividad que aporta muchos
más beneficios a nuestro organismo de los que se pensaba. Unos beneficios
sorprendentes.
Voy a comenzar por el que es,
para mí, el resultado más sorprendente de todos los que he leído. La Universidad Monash
de Australia ha demostrado que la gente
que corre de manera regular produce más cartílago que los sedentarios. Sí,
en contra de lo que se pensaba, que correr es malo para la rodillas, que
produce desgaste, se ha comprobado que es al contrario, que se aumenta la
producción de cartílago con esta actividad, lo que os protegerá de la temida
artritis.
Otro estudio realizado en
Australia que publicó la American College of Sports & Medicine, concluye que correr mejora la respuesta ante el dolor.
Este estudio se realizó comparando un grupo de corredores con un grupo de gente
sedentaria. Observaron que la gente que corre regularmente tiene el umbral de
dolor más alto, es decir, soportan mejor el dolor.
Hay una universidad en EEUU., la Universidad de
Illinois, que da mucha importancia al estudio de los beneficios que la
actividad física tiene en nuestro organismo. Sobre todo estudia los beneficios
del running. Esta universidad
demostró que correr acelera el proceso
por el que las células del cuerpo generan nuevo músculo. Está demostrado
que, a partir de una determinada edad, la masa muscular se va degenerando, la
vamos perdiendo. Pero, según se ha demostrado en esta universidad, correr
retrasa este proceso degenerativo.
También en la Universidad de
Illinois compararon las influencias que tiene esta actividad en el cerebro,
comparándolo con otros estímulos mentales, y observaron que correr aumenta de
forma notable las capacidades cognitivas. Es decir, correr es el mejor estímulo para el cerebro.
Otro estudio interesante fue el
realizado en la Universidad Europea
de Gottemburgo (Suecia). Éste se realizó sobre personas que sufrían migrañas. Observaron que las personas
que adoptaron la rutina de correr unos 40 minutos 3 días a la semana redujeron los ataques de este temido dolor y, además, cada vez estaban más espaciados en el tiempo.
Cómo no, he de destacar un
estudio realizado durante 17 años sobre 2500 personas de edad media. Se probó
que los que corrían de manera regular
eran menos propensos a contraer cáncer, sobre todo cánceres intestinales y
de pulmón. Vieron que cuanto más frecuentemente corrían, mejores eran los
resultados de los exámenes médicos.
También he de hablar de los huesos.
Todo el mundo sabe que realizar actividades de intensidad moderada aumenta la
densidad ósea, lo que nos protege contra fracturas y la osteoporosis que
aparece con la edad. Pero la
Universidad de Missouri ha probado que los ejercicios de alta
intensidad, como correr, protegen mejor los huesos y los refuerza de manera más
sólida. Es decir, correr nos hace los
huesos más fuertes de lo que pensábamos.
Y, por último os comento un
estudio curioso que realizó la Universidad de Bellarmine comparando mujeres
corredoras con mujeres sedentarias. En este estudio se observó que las mujeres
que corren regularmente tienen el oído
más fino que las sedentarias (aproximadamente el 8%). Por lo visto, cuando
corremos aumenta el riego sanguíneo en el pabellón auditivo, aportando
nutrientes que hacen que este sentido mejore.
Como veis, correr nos mejora por
dentro y por fuera… ¿Qué más queréis?
¿Seguís teniendo pereza? Pues os
invito a que os forcéis un poco. Forzaos a poneros de pie. Forzaos a poneros
vuestras zapatillas de running. Salid
a la calle y corred. Comenzad poco a poco, ya os comenté cómo hacerlo. Veréis
que ésta es una actividad muy agradecida, notaréis los beneficios desde el
mismo día que comencéis y, día a día, los notaréis más. No por nada somos
tantos los enamorados de este deporte. J
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