Hace unos años, mientras me
sacaba el título de masajista, mi profesor, que además de gran masajista es un
naturópata experimentado, me comentó: “Divi,
con tu trabajo deberías tomar silicio orgánico. Es el mejor protector que
existe para las articulaciones”.
Aunque jamás me han dolido ni
las rodillas, ni los tobillos, ni los codos… Vamos, jamás me han dolido las
articulaciones, decidí investigar sobre lo que me dijo. Al ver que es un
producto totalmente natural, decidí probarlo.
Han pasado ya varios años desde
aquello y, por suerte, siguen sin dolerme las articulaciones. ¿Os soy sincera? Ya
que no me han dolido nunca, he llegado a dudar de si no me dolían por tomar
silicio orgánico o porque nunca lo han hecho. El caso es que, visto que es algo
natural y que no hace ningún daño, yo misma he recomendado tomar silicio
orgánico a gente con dolores y problemas articulares y a gente con mucho
desgaste físico.
Fue esto lo que despejó mi duda.
Igual el silicio no tiene mucho que ver con mi ausencia de dolor articular,
pero todos aquellos a quienes lo he recomendado han visto reducidas sus
molestias. Así que sólo queda pensar que realmente, el silicio orgánico
funciona, ¿no?
El motivo de este post es que,
cada vez que le digo a alguien aquello de “¿por
qué no pruebas a tomar silicio orgánico una temporada? Te irá bien”, todos
ponen cara de no saber de qué les hablo y me piden que les repita mil veces lo
que les he recomendado. O sea, nadie, o muy poca gente, sabe lo que es el
silicio orgánico.
Dado que, para mí, es algo tan
importante y útil hoy me propongo hacer que el silicio orgánico deje de ser “ese gran desconocido”. Os voy a
comentar qué es y todo lo que puede hacer por nuestra salud, que, como veréis,
es mucho.
Voy a comenzar aclarandoos que
el silicio es uno de los elementos
químicos más comunes en la corteza terrestre, el segundo para ser más
exactos.
Por definición es inorgánico, se
trata de arena. Sin embargo, las plantas lo absorben y lo transforman en
fitolitos, una forma no cristalina que puede ser asimilada por los seres vivos.
Son estos fitolitos los que se conocen como silicio orgánico.
El silicio está presente en todos los seres vivos, pero sobre todo en los vegetales de hoja verde como la lechuga,
la soja, la remolacha y las espinacas. También se encuentra grandes
concentraciones en los cereales
integrales, el aguacate y la avena. Aunque también se encuentra en
alimentos procesados y en carnes, su concentración es bastante inferior a la de
los vegetales y los alimentos sin procesar.
Como acabo de decir, este
elemento está en todos los seres vivos, los humanos no somos una excepción. El
silicio orgánico está presente en casi
todas las partes de nuestro cuerpo. Lo podemos encontrar en grandes cantidades
en el cabello y las uñas (por eso es tan utilizado en tratamientos de belleza
para eliminar arrugas y mejorar el aspecto de la piel flácida, fortalecer las
uñas y darle vitalidad al cabello). Pero, y para mí lo más importante, también
está muy presente en nuestros huesos y
en el tejido conectivo (ligamentos, tendones…). De ahí que sea tan
importante que lo tomemos la gente con gran desgaste físico y/o con problemas
articulares. De hecho, es un ingrediente muy presente en un gran número de
suplementos deportivos, ya que ayuda a
regenerar huesos y tendones.
Como bien me recomendó mi
profesor de masaje, el silicio orgánico es un gran protector tanto de las articulaciones como de los huesos. De
hecho, es una parte fundamentan en la mineralización de los huesos. El silicio
es esencial para la síntesis de elastina y colágeno, muy importantes para el
correcto funcionamiento de nuestro organismo. Así, vemos que puede ser de gran
ayuda a gente con problemas de osteoporosis, artrosis, artritis…
Por otro lado, también nos puede
ayudar a aumentar las defensas y a
fortalecer nuestro sistema inmunológico, ya que es capaz de desencadenar la
producción de antígenos y anticuerpos.
También posee la capacidad de
hacer que las paredes de las arterias se vuelvan más impermeables. Esto hace
que el conocido como colesterol malo
(LDL) no pueda adherirse a sus paredes tan fácilmente. Así, vemos que el
silicio orgánico puede reducir los
niveles de colesterol, evitando todos los problemas coronarios asociados al
colesterol alto.
El hecho de que ayude a mantener
las arterias elásticas e impermeables, hace que la sangre circule sin problemas
por todo el cuerpo, evitando así la hipertensión y protegiendo tanto
a nuestro corazón como a todo el sistema circulatorio.
Como no, he de mencionar que es
un gran protector contra los radicales
libres y la oxidación. El silicio tiene una estructura electromagnética
especial, se encuentra en constante búsqueda del equilibrio iónico y, por
tanto, de la actividad antioxidante. Esto explicaría por qué algunos autores
afirman que podría tener propiedades contra el cáncer.
Al ser uno de los componentes de nuestra piel, el silicio contribuye a
mantenerla joven y elástica. Su deficiencia es una de las causas de aparición
de arrugas y de sequedad. Como ya he mencionado, también es bueno para el
cabello y las uñas.
También es un potente analgésico y cicatrizante. En
un potente antiinflamatorio, por eso
lo utilizan muchos fisionterapeutas para aliviar tendinitis, contracturas y
dolores articulares.
Otra de sus grandes propiedades
es que está implicado en el proceso
regenerativo de las células, ya que restaura el equilibrio iónico de
aquellas que están dañadas o debilitadas y mejora el intercambio celular. Así
que juega un papel importante en el metabolismo general de nuestro cuerpo.
Si a todo esto añado que ayuda a
regular la acidez de la sangre y que es de vital importancia para la asimilación del calcio, del magnesio y de
la vitamina D, veréis que no hablo de un elemento cualquiera.
Como veis hablo de algo muy importante
para nuestra salud, un elemento que protege nuestras articulaciones, nuestro
corazón, nuestros huesos, nuestra piel… ¿Qué más le podemos pedir? Espero que
el silicio orgánico deje de ser ese gran
desconocido y que empecéis a tenerlo muy en cuenta. Vuestra salud os lo
agradecerá. J
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