Todos nos hemos cruzado en algún
momento con alguien a quien le huele el aliento, o, incluso, en alguna ocasión,
alguien de confianza nos ha dicho que nos huele a nosotros, ¿verdad? Este
trastorno es conocido como halitosis. Es más común de lo que se piensa, se
calcula que afecta a cerca del 50% de la población en algún momento de su vida.
La persona que sufre halitosis
no suele percibir el olor que emana su aliento, pero, aun así, suele provocarle
una gran inseguridad. Suele sentir vergüenza y temor a hablar ante otras
personas ya que sabe que ese olor molesta. Se suele sentir sucia y culpable por
ese mal aliento. Esto hace que baje su autoestima y que sus relaciones sociales
se vean mermadas.
Por otro lado, las personas de
su entorno también sufren, ya que es muy incómodo hablar con alguien a quien le
huele el aliento. Además, en los casos más graves, el olor puede llegar a ser
insoportable.
Hace unos días me preguntaron
sobre este trastorno. La persona en cuestión quería saber cómo eliminar el mal
aliento. En ese momento decidí escribir este post. Así, la gente que sufra de
halitosis tendrá una herramienta para deshacerse de ese mal olor, y la gente
que no lo sufra podrá primero evitar llegar a sufrirla y, segundo, aconsejar a
algún conocido que sí la sufra.
Mi respuesta cuando me
preguntaron sobre el tema fue sencilla: “para saber cómo eliminar el mal aliento has
de saber qué lo origina”. Sí, hay varias causas que pueden provocar
halitosis. Lo primeros que hemos de hacer es identificar qué es lo que la
provoca en nuestro caso (o el caso de algún conocido).
La causa más común (cerca del
90% de los casos) es una deficiente
higiene bucal. Si no cuidamos nuestra higiene bucodental, proliferarán las
bacterias en nuestra boca. Estas bacterias hacen que se forme placa bacteriana
sobre los dientes y producen ácidos y compuestos sulfatados volátiles. Estos
son los responsables del mal olor.
Otra de las causas comunes, que
ha aumentado en los últimos años, es la de llevar una dieta pobre en hidratos de carbono. El hecho de no proporcionarle a
nuestro cuerpo la cantidad suficiente de hidratos de carbono (pasta, cereales,
patatas, arroz, pan, legumbres…), el macronutriente que utilizamos como
principal fuente de energía, hace que nuestro cuerpo tenga que metabolizar las
grasas. Al realizar este proceso, aumentan las cetonas en la sangre y la orina
(cetosis o cetoacidosis). El mal aliento, en este caso, es consecuencia de la
eliminación de pequeñas cantidades de acetona, que producen un olor
característico.
Así mismo, el consumo de ciertos alimentos como el ajo y la
cebolla, el alcohol y el tabaco
también están asociados a la aparición de halitosis.
Otro factor que también influye
directamente en la aparición de este problema es la sequedad de boca. Hay
gente que no segrega suficiente saliva, generalmente porque no beben la
cantidad suficiente de agua. La saliva está compuesta en un 99% de agua y tiene
propiedades antisépticas. Su función principal es la de mantener limpia y
lubricada la cavidad bucal. Así, cuando la cantidad de saliva no es suficiente,
la higiene bucal se resiente, con las consecuencias que hemos visto antes.
Por último, pero no por ello
menos importante, el mal aliento puede ser un síntoma de alguna enfermedad como la insuficiencia renal crónica
(en este caso el aliento huele a amoníaco), una diabetes mal controlada,
sinusitis, problemas hepáticos, infecciones de pulmón o problemas
gastrointestinales.
También hay que tener en cuenta
que, cuando se sufre halitosis, hay situaciones
que pueden agravarla: tener dentadura postiza, empastes y coronas de mala
calidad, caries, llagas o infecciones en la cavidad bucal, el estrés, el tabaco
y la boca seca (xerostomía) entre otras.
Así, una vez sabemos qué es lo
que provoca el mal aliento, podemos ponerle solución. Ante todo y sobre todo,
hemos de mejorar los hábitos de higiene
bucodental: debemos de cepillarnos los dientes, las encías y la lengua
después de cada comida e, incluso, utilizar el hilo dental y el colutorio para
llegar a esas zonas más difíciles a las que no llega el cepillo. También es
aconsejable visitar de manera regular al dentista para prevenir la aparición de
caries u otras afecciones dentales y para que realice una limpieza profunda,
eliminando el sarro.
Cómo no, una vez más, os
recomiendo que llevéis una dieta
equilibrada. Si tenéis la intención de perder volumen, no eliminéis los
hidratos de carbono de vuestra dieta. Como he dicho más de una vez, son muy
necesarios para nuestro organismo. Nuestra dieta ha de incluir cereales,
arroces, pastas, pan, legumbres… Así como fruta, verdura, carnes magras y
pescado. Para saber exactamente qué cantidad de cada macronutriente debéis de
consumir para lograr vuestro objetivo (subir peso, bajarlo, mantenerlo), es
recomendable que os pongáis en manos de un buen nutricionista/endocrino. Nadie
os guiará mejor para que logréis lo que buscáis.
También es aconsejable que eliminéis en lo posible, o disminuyáis
el consumo de alimentos que puedan
provocaros ese mal aliento (el ajo y la cebolla, por ejemplo). Del mismo
modo es muy aconsejable que dejéis de
fumar (sé que es más difícil de lo que suena, pero intentadlo, lo
agradeceréis, no sólo por vuestro aliento) y que no consumáis alcohol.
Si la causa del problema está en
la xerostomía o síndrome de la boca seca,
podéis hacer varias cosas para aumentar la producción de saliva:
-
Beber agua de manera frecuente.
-
Consumir zumos elaborados con
cítricos
(naranja, limón, mandarina, pomelo) ya que el ácido cítrico estimula la
producción de saliva.
-
Mascar chicle también favorece la salivación,
eso sí, que sea chicle sin azúcar, así no se aumenta la posibilidad de sufrir
caries.
-
Evitar los alimentos muy secos y
fibrosos y
aumentar el consumo de ensaladas.
Por otro lado, hay fármacos que, como efecto secundario,
provocan la sequedad de boca. Si os estáis medicando con alguno de estos
fármacos, consultad a vuestro médico por si los pudieseis sustituir por otros.
A parte, hay un gran número de remedios caseros para combatir este
problema: masticar un trozo de limón con cáscara después de comer, masticar
apio de vez en cuando (refresca y ayuda a mantener limpia la boca), tomar
infusiones de plantas aromáticas como la menta, el eucalipto, el tomillo, el
romero… También es importante que no estemos demasiadas horas sin comer.
Si con todo esto veis que el
problema persiste, visitad a vuestro médico para que os realice un chequeo
completo. La probabilidad es muy baja, pero es posible que estéis teniendo
alguno de los problemas de salud que he mencionado antes y no lo sepáis.
Como veis, no es difícil
combatir este problema tan común. Sólo tenemos que saber qué lo origina. Tanto
si lo sufrís como si no, os animo a que sigáis estos consejos. Si sufrís el
problema os ayudará a eliminarlo, si no lo sufrís os permitirá evitarlo. Sólo
se trata de seguir una dieta equilibrada, consumir más agua, menos alcohol y
menos tabaco y, cómo no, llevar una buena higiene bucodental. Todos saldremos
ganando. J
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