A estas alturas, todo el mundo
sabe lo beneficioso que es el consumo de frutas para nuestro organismo. Pero lo
que no sé si todos sabéis es que no todas las frutas son igual de beneficiosas.
Hay frutas que poseen más cantidad de vitaminas que otras, frutas que contienen
más cantidad de minerales, frutas que actúan más contra los radicales libres
que otras… Pero, si de entre todas las frutas se puede distinguir alguna con
respecto a los beneficios que aporta a nuestra salud, esa es la manzana. No en
vano, se ha ganado un gran refrán a nivel mundial: “una manzana al día del médico nos libraría” (one apple a day keeps the
doctor away).
Sí, como lo leéis. La manzana
es, (y no porque lo diga yo, está científicamente probado) la fruta que más
beneficios le aporta a nuestro organismo. Hoy voy a enumerar los que, para mí,
son los más importantes. Seguro que más de uno se sorprende de todo lo que
puede hacer esta pequeña fruta por nosotros.
Para comenzar, he de decir que todas las variedades de manzana, tanto las
rojas, como las verdes y las amarillas son ricas en pectina y polifenoles
(antioxidantes presentes en la piel de estas frutas que ayudan a eliminar
residuos y toxinas presentes en el organismo) que mejoran el metabolismo de los
lípidos (grasas) y reducen la producción de moléculas inflamatorias vinculadas
al riesgo de padecer afecciones cardiacas.
Por si fuera poco, también ayudan a reducir el riesgo a sufrir
infecciones tanto bacterianas como virales y tienen propiedades antialérgicas y antiinflamatorias. Además, la manzana
es una gran fuente de pectina, proteína, calcio, carbohidratos, sodio,
magnesio, potasio, fósforo, zinc y hierro.
Como veis, el refrán no va nada
desencaminado, la manzana es una fruta con grandes beneficios para nuestra
salud. Pero, de entre todos los tipos de manzana que existen, destaca, y mucho,
la manzana verde. Una variedad que, además de compartir propiedades con las
demás variedades de manzana, posee innumerables beneficios propios que la
convierte, para mí, en la reina de todas las frutas.
Lo primero que he de contar
sobre las manzanas verdes es una curiosidad que me encanta. La manzana verde es
tanto diurética como astringente. Sí, como lo leéis, la manzana verde nos puede ayudar tanto si sufrimos de estreñimiento como
si sufrimos diarreas. Esto es debido a la fibra dietética que contienen,
que es una excelente reguladora de los movimientos intestinales. Estas fibras
contienen importantes propiedades digestivas capaces de neutralizar la diarrea
y el estreñimiento.
La diferencia para lograr un
efecto u otro está en la forma en que la consumimos:
-
Si sufrimos estreñimiento, hemos de consumirla cruda y
con piel. La fibra insoluble que contiene la piel de la manzana verde estimula
la actividad intestinal, ayudándonos contra este problema.
-
Si, por el contrario, sufrimos
diarrea, lo mejor es consumirla pelada, rallada y/u oscurecida. La fibra
soluble de la manzana verde ayuda a retener el agua y hace más lento el
tránsito intestinal. Además, facilita la eliminación de toxinas mediante las
deposiciones.
Por otro lado, cabe mencionar
que su contenido en fibra es algo superior al del resto de manzanas, una fibra
que no sólo impide que aumente el
colesterol, sino que ayuda a reducirlo, por lo que podemos decir que la
manzana verde es una gran aliada contra las enfermedades cardiovasculares.
Así mismo, este alto contenido
en fibra las hace muy saciantes, por lo que son una gran ayuda en dietas para pérdida de volumen. Por eso no os habéis de
extrañar cuando vuestro nutricionista/endocrino insista en que comáis manzanas
verdes. Seguro que muchos de vosotros pensáis en cambiarla por cualquier otra
variedad de manzana, pero no lo hagáis. La manzana verde os ayudará mucho más
en vuestros propósitos.
Algo que también contienen las
manzanas verdes en mayor cantidad que el resto de manzanas es el Potasio. Éste equilibra la humedad de
las células, algo muy importante para el correcto funcionamiento de los
músculos del cuerpo, lo que convierte a esta fruta en una gran ayuda para prevenir calambres. Por otro lado,
hemos de tener en cuenta que el corazón es un músculo más del cuerpo, por lo
que el hecho de que la manzana verde nos ayude a mantener nuestras células bien
hidratadas, favorece el hecho de que nuestro corazón lata de forma adecuada en
cada momento, previniendo arritmias e
hipertensiones.
Otra de las grandes propiedades
de esta fruta es que ayuda a estabilizar
los niveles de azúcar en sangre. Esto es gracias a que es rica en fibra
soluble, dato interesante para la gente con diabetes o con propensión a
desarrollarla. Este beneficio lo notaremos sobre todo si la consumimos en
ayunas. Así se retrasa la absorción de azúcar en el intestino, un efecto que
dura gran parte del día.
Hay estudios que han demostrado
que mujeres que consumen una manzana verde en ayunas tienen un 30% menos de
probabilidades de desarrollar diabetes de tipo II.
Para todos aquellos que tienen
tendencia a producir cálculos biliares también tengo buenas noticias: la
manzana verde tiene efectos coleréticos,
es decir, descongestiona el hígado reduciendo la tendencia a producir estos
cálculos, a parte de que ayuda contra enfermedades como la cirrosis hepática,
entre otras.
Por último he de nombrar lo beneficiosas que son para nuestra piel.
Al ser una gran fuente de vitaminas (A, B y C) nos aportan gran cantidad de
nutrientes que mejoran la hidratación de nuestra piel y nos ayuda a combatir
determinadas enfermedades cutáneas.
Como podéis ver es bien cierto: “una manzana al día del médico nos libraría”,
sobre todo si son manzanas verdes. Sé que, a lo mejor, a muchos de vosotros no
os gusta ese toque ácido de esta variedad de manzana (a mí me encanta). La
ventaja es que esta fruta pega con todo, puedes mezclarla con cualquier
alimento para intentar disimular esa acidez, puedes hacerla al horno, ponerla
en ensaladas, comerla con un poco de miel… Hay mil formas, pero intentadlo.
Intentad comeos aunque sea una al día, veréis como cada vez visitáis menos a
vuestro médico. J
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