Si tuviese que nombrar la que
creo que es la enfermedad del siglo XXI, me decantaría por el estrés. Ese
estado de agitación, nervios y ansiedad a la que nos arrastra nuestro estilo de
vida: el trabajo, la familia, la casa, la falta de tiempo…
El estrés no sólo cambia la
personalidad de la gente, también cambia el físico y, lo peor, merma nuestra
salud, afecta a nuestro sistema inmunológico dejándonos prácticamente
indefensos. Seguro que más de uno de vosotros conoce a alguien con problemas
cutáneos producidos por el estrés (psoriasis), a gente que incluso se le ha
caído el pelo, a gente que sufre fuertes dolores de cabeza o ataques de
ansiedad durante los que no puede apenas respirar. Estos son sólo algunos
síntomas de esta enfermedad que sufre cada vez más gente.
Combatir el estrés es
relativamente fácil, sólo hay que encontrar tiempo para uno mismo e invertirlo
en aquello que te hace sentir bien. El ejercicio ayuda mucho ya que, como he
comentado más de una vez, nos hace segregar las conocidas como hormonas de la
felicidad, endorfinas, que automáticamente te hacen sentir bien. También
ayudaría encontrar unos minutos para poder dedicarlos a la relajación (música
tranquila, ambiente relajado…), un buen masaje… Bueno, podría nombrar
muchísimas maneras, pero, como muchos estaréis pensando ahora mismo: “sí, claro, la teoría es muy fácil pero,
¿cómo lo hacemos para sacar el tiempo necesario?”.
En eso estamos todos de acuerdo,
el día sólo tiene 24 horas y no siempre es posible arrancar cinco minutos de
nuestra apretada agenda para dedicarnoslos a nosotros mismos. Así que hoy os
voy a hablar de algo que os va a ayudar a combatir el estrés sin necesidad de
dedicarle ese tiempo extra tan difícil de encontrar hoy en día: la alimentación.
Sí, la alimentación está muy ligada al estrés. Pensadlo un poco: ¿qué
es lo primero que hacéis cuando os sentís estresados? Más del 95% de vosotros
va a decir: “ir a la nevera”, y si os
pregunto qué es lo que cogéis de la nevera, más del 97% de vosotros direis “chocolate”. Como bien os comenté hace
un tiempo, el chocolate puede tener muchos beneficios para nuestra salud, pero
ha de ser chocolate negro y lo hemos de tomar de manera muy moderada (una onza
al día). Lo malo es que cuando atacamos la nevera por culpa del estrés, lo que
buscamos es dulce, así que no cogemos chocolate negro, y lo de comer sólo una
onza… La verdad es que cae la tableta entera, ¿verdad? Pero, ¿por qué hacemos
esto? Muy sencillo. El consumo de dulces hace que nuestro nivel de glucosa en
sangre se eleve de forma desmesurada muy rápidamente, esto hace que nos
sintamos bien, e incluso nos hace sentir eufóricos. Lo malo es que la bajada de
glucosa en sangre es igual de rápida y después nos sentimos anímicamente peor.
Ya veis, tomar dulces parece ser una buena solución pero no lo es. No sólo
es de efecto muy corto, sino que además nos aporta muchas calorías bacías que
hace que aumentemos el nivel de grasa corporal. Como he dicho antes, nos cambia
el cuerpo, y a mal.
Puestos a atacar la nevera
cuando nos sentimos ansiosos, voy a nombraros una serie de “alimentos antiestrés” que no sólo nos ayudarán de manera más
efectiva que los dulces a combatir esta enfermedad, sino que, además, no nos
engordarán. A ver, no me malentendáis, no hay ningún nutriente al que se le
pueda atribuir propiedades antiestrés, pero el placer que provoca comer ciertos
alimentos hace que nuestro organismo segregue “opiáceos endógenos” que nos
provocan sensación de bienestar.
Aunque cada persona tiene sus
propios gustos, los alimentos que os voy a listar ahora son los que, por su
contenido en vitaminas y minerales, se ha comprobado que mejor nos pueden
ayudar a combatir esta enfermedad:
- Plátano: su alto contenido en potasio,
magnesio y calcio ayuda a estimular la reacción de nuestro organismo frente a
las hormonas que segregamos en situaciones de estrés. Estos minerales también
tienen propiedades relajantes y ayudan a controlar el ritmo cardíaco. Además,
esta fruta también es rica en vitaminas A, B y C por lo que ayuda a combatir la
formación de radicales libres, ayuda a fortalecer el sistema nervioso central y
tiene efecto sedante.
-
Frutos secos: de entre todos, se ha probado
que los que más efecto antiestrés tienen son las almendras y las pasas, ya que
son muy ricas en vitamina B, que ayuda a fortalecer el sistema nervioso
central.
- Germen de trigo: es rico en vitamina E por lo
que ayuda a combatir los radicales libres. Además es útil para compensar las
reservas de vitamina B. Por su alto contenido en potasio, magnesio y cobre es
muy beneficioso para nuestro sistema nervioso.
-
Semillas de girasol: cuidan la salud del sistema
nervioso y del corazón ya que son ricas en vitaminas E y B.
- Leche y sus derivados: la leche es conocida como
“tranquilizante natural”. Es rica en calcio, lo que beneficia a nuestro sistema
nervioso. De sus proteínas se obtiene triptófano, precursor de la serotonina
(sedante natural). Además, la leche es rica en minerales que contribuyen al
buen funcionamiento del sistema neuromuscular.
- Carne magra: rica en vitamina B3, que ayuda
al organismo a luchar contra las tensiones externas.
-
Pescado azúl: sus vitaminas, minerales y
oligoelementos son excelentes para combatir el estrés.
Como veis no hace falta sacar
mucho tiempo para combatir el estrés. Sólo hace falta llevar una alimentación
adecuada y nuestro cuerpo estará preparado para cualquier cosa. Eso sí, si una
buena alimentación pudiese ser acompañada por la práctica periódica de
ejercicio, veríamos los efectos multiplicados de manera espectacular. Probadlo
y me decís qué tal os va. J
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