Ayer publiqué la primera parte
de este post, dedicado a informaros sobre las lesiones que podemos sufrir al practicar
lo que hoy en día ya se conoce como running,
o sea, carrera. Hoy os acabo de listar las que son, para mí, las lesiones más
importantes de este deporte:
PERIOSTITIS
TIBIAL
Inflamación del periostio
(membrana que recubre los huesos) de la tibia debido a una fuerte tensión. Si
no se trata de inmediato puede convertirse en una fractura de estrés.
Esta lesión puede ser provocada
por la utilización de un calzado inadecuado, una progresión en las cargas de
entrenamiento inadecuada, por tener una mala técnica de carrera y por correr en
superficies muy duras, entre otras causas.
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Síntomas: dolor en la cara interna de la
tíbia al presionarla. A veces, este dolor se puede notar en la cara externa.
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Tratamiento: reposo, crioterapia
(tratamiento con frío) y fisioterapia, realizando un plan de entrenamiento
específico de rehabilitación para recuperar la lesión.
FRACTURA DE
ESTRÉS
Microrroturas óseas que se
producen por los impactos repetitivos de la carrera o por las excesivas
contracciones musculares que se producen en la carrera de forma continuada. Los
huesos más afectados son los metatarsos (huesos de la parte central del pie) y
los de la cara interna de la tibia.
Se suele producir por aumentar
la carga de entrenamiento sin la adecuada progresión, por correr en superficies
duras o por utilizar un calzado inadecuado, entre otras causas.
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Síntomas: dolor progresivo durante la
carrera. Este dolor va en aumento si se continúa el ejercicio.
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Tratamiento: reposo total entre 10 y 40
días controlando el dolor con hielo, terapia física, se ha de llevar un control
radiológico y fortalecer la musculatura periférica.
ESGUINCES
Distensión, rotura parcial o
total de los ligamentos de una articulación. El más común en los corredores es
el esguince de tobillo, que afecta, sobre todo, al ligamento lateral externo.
Esta lesión es provocada por una torcedura fortuita o por un mal movimiento de
la articulación.
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Síntomas: dolor intenso provocado por
una torcedura o un mal movimiento de la articulación. Aparecen hematomas.
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Tratamiento: aplicación de frío, elevación
del miembro afectado, reposo y compresión. Posteriormente es necesario el
tratamiento fisioterapéutico y la rehabilitación.
CONTRACTURA
Contracción involuntaria y
persistente de un músculo. Las más frecuentes en los corredores son las
contracturas fisiológicas, causadas por el sobreuso de los gemelos, cuádriceps
o isquiotibiales. Aún así, la principal causa es la fatiga muscular ocasionada
por un trabajo intenso. También las puede provocar una mala hidratación,
errores posturales o la existencia de una lesión previa.
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Síntomas: dolor constante y localizado
en un músculo. Suele durar varios días.
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Tratamiento: reposo, termoterapia
(tratamiento con calor) y estiramientos de la zona afectada. También se
aconseja realizarse masajes relajantes. Si el dolor persiste, se recomienda
tratamiento fisioterapéutico (ultrasonidos, electroterapia…).
BURSITIS
Las
bolsas sinoviales situadas entre el tendón y los huesos se encargan de evitar
la fricción entre ambos. Durante un esfuerzo prolongado existe un intenso roce
entre el tendón y los huesos, pudiendo llegar a inflamarse la bolsa sinovial
derivando en bursitis.
La
bursitis se suele dar por correr en superficies irregulares y con desnivel. Lo
ideal es alternar superficies de terreno para no cargar siempre los tendones en
el mismo ángulo.
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Síntomas:
dolor, hinchazón, calor localizado en una articulación y sensibilidad
articular.
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Tratamiento:
reposo total, aplicar hielo tras la actividad y realizar ejercicios para
fortalecer la articulación.
CALAMBRE
Contracción
repentina de un músculo que lo incapacita para relajarlo. Su duración es más
corta que la de la contractura. Los calambres surgen por un esfuerzo intenso y
prolongado, por cambios de temperatura excesivos, deshidratación o un déficil
de potaso, magnesio y calcio.
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Síntomas:
dolor muy intenso y localizado en un músculo. Mientras no se relaje el músculo
se hace imposible continuar con la práctica deportiva. Los corredores los
suelen sufrir en los gemelos.
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Tratamiento:
dejar de practicar la actividad en el momento en el que se produzca el
calambre, relajar el músculo, masajear la zona y realizar estiramientos suaves.
Como
veis, ningún deporte, por fácil que parezca, está totalmente libre de lesiones.
Esto no quiere decir que dejéis de practicar vuestro deporte preferido, todo lo
contrario, os animo a que adquiráis unas zapatillas adecuadas y a que entrenéis
correctamente para que podáis disfrutar del running
como os gusta.
Durante estos dos
días os he hecho una lista de las lesiones más comunes que se pueden producir
en el running, las que considero más
importantes. Pero no están todas. Si consideráis que debería informar sobre cualquier
otra lesión, decídmelo. Estaré encantada de poder informar sobre ella
contándoos cómo identificarla y tratarla.
LOVE RUNNING!! J
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