Hay algo que veo casi todos los
días y que me preocupa cada vez más: gente en la puerta del gimnasio fumándose “el último antes de entrenar” y gente
que lo primero que hace al salir del gimnasio es encenderse un cigarrillo.
Como nunca he entendido por qué
la gente necesita algo tan nocivo, siempre pregunto lo mismo cuando veo a
alguno de mis alumnos fumando: “pero,
¿por qué fumas?”. Las respuestas suelen ser similares y bailan entre el “no sé” y el “he intentado mil veces dejarlo pero no puedo”.
El post de hoy lo escribo
pensando en todos ellos. Voy a hablaros de cómo afecta el tabaco a vuestro
organismo y los efectos reales que tiene, que va mucho más allá del supuesto
placer que notáis cuando entran la nicotina y el alquitrán en vuestros
pulmones, a ver si así os doy un empujoncito para que lo dejéis.
Sinceramente, entiendo muy bien
que os cueste dejar de fumar, el tabaco se ha llegado a comparar al alcohol y a
la heroína en muchos estudios. Son consideradas las 3 mayores adicciones que
existen en la actualidad. Pero no hay nada imposible.
Como bien sabéis, las sustancias
más nocivas del tabaco son la nicotina y el alquitrán, pero no es lo único
nocivo que tiene el tabaco. Cada
cigarrillo que os fumáis contiene más de 4.000 sustancias químicas, de las
cuales más de 1.500 son sustancias adictivas,
un mínimo de 60 se han comprobado que son cancerígenas
y, además, también se ha comprobado que contiene varios tipos de pesticidas.
Muchos de los que fumáis pensáis
que las fotos que ponen en las cajetillas de tabaco son exageraciones, pero no,
no lo son. Se calcula que cerca del 90%
de estas sustancias son retenidas en el cuerpo con cada inhalación. ¿Creéis
que todos esos pesticidas y demás químicos son inocuos?
Para empezar, se ha comprobado
que la nicotina está estrechamente relacionada con la producción de radicales libres, o sea, con el envejecimiento
celular. ¿Nunca os habéis fijado en que los fumadores parecen mucho mayores de
lo que son? Éste es el menor de los daños, lo he nombrado en primer lugar
porque la gente, cada vez más, le da mayor importancia a su aspecto físico.
Pero esto va mucho más allá.
¿Os dais cuenta de que los fumadores siempre se quejan de que se
ahogan enseguida?
Esto de debe a que todos los químicos que he nombrado anteriormente destruyen
los alveolos pulmonares. Estos son los encargados de realizar la difusión de
gases en nuestro organismo, es decir, los que hacen que el oxígeno que
inspiramos llegue a la sangre para que ésta lo reparta por todo el cuerpo y los
que hacen que el dióxido de carbono que deshecha nuestro organismo llegue a los
pulmones para que estos lo expulsen al exterior mediante la espiración. Por lo
general, no utilizamos todos los alveolos que tenemos en los pulmones, pero
cuando realizamos ejercicio nuestros pulmones necesitan de esos alveolos, que
por lo general no utilizan, porque nuestro cuerpo demanda más oxígeno para
poder generar la energía necesaria. Los pulmones de los fumadores cada vez
tienen menos alveolos, por lo que reducen su capacidad. Por eso, al hacer
ejercicio, son incapaces de inhalar todo el oxígeno que su organismo está
demandando y se producen esos ahogos.
Si esto ya es bastante malo, voy
a añadir otro dato. Los químicos del
tabaco inhiben la producción de elastina (proteína encargada de
proporcionar elasticidad los tejidos de nuestro cuerpo). Esta proteína es muy
importante para nuestro organismo, entre otras cosas porque es una de las
encargadas de proporcionar a las venas y las arterias la elasticidad necesaria
para poder bombear sangre. Así, cuanta menos elastina producimos, más rígidas
están nuestras arterias y venas y más dificultad tienen para hacer circular la
sangre. Teniendo en cuenta que la sangre es la encargada de oxigenar y de
limpiar nuestro cuerpo, ¿podéis imaginaros qué pasa en un cuerpo cuyas venas
cada vez funcionan peor? Pues sí, que todo va a peor.
Como ya he dicho, al realizar un
esfuerzo nuestro cuerpo demanda más oxígeno (la base para la creación de
energía), por eso nuestro corazón aumenta pulsaciones cuando realizamos
ejercicio, necesita bombear más sangre para poder hacer llegar a todo nuestro
cuerpo el oxígeno que está demandando. Ya sabemos que los fumadores no pueden
inspirar la suficiente cantidad de aire porque están destruyendo sus alveolos,
además, se añade el hecho de que sus venas y arterias cada vez funcionan peor…
Imaginaos la cantidad de oxígeno que llega a sus músculos cuando estos lo
demandan. No les llega, ni de cerca, todo lo que necesitan para funcionar
correctamente. De la misma manera, ni sus venas ni sus pulmones tienen la
capacidad para limpiar el organismo de CO2 al ritmo necesario. Por eso los fumadores se fatigan mucho
antes que los demás y su recuperación post-ejercicio es mucho más lenta que en
los no fumadores.
De hecho, no sé si sabíais que una de las enfermedades relacionadas con el
tabaquismo es la arteroesclerosis. Esta enfermedad endurece las arterias,
lo que hace que la sangre no circule bien, por lo que el corazón cada vez ha de
bombear más rápido intentando que la sangre se mueva. Por si no os habéis
fijado, os informo, los fumadores tienen
el ritmo cardíaco más elevado que la media. Esto, a la hora de realizar
ejercicio es muy peligroso ya que puede
llevar al fallo cardíaco.
Todo lo que os acabo de describir
es, para mí, lo peor que hace el tabaco en vuestro organismo, pero no es lo
único. También os podría nombrar que aumenta
la producción de LDL (colesterol malo) y disminuye la de HDL (colesterol
bueno) y muchos problemas estéticos
(amarilleo de diente, aliento, arrugas…).
Lo malo es que muchos pensáis
que simplemente haciendo ejercicio ayudáis a frenar todos estos efectos, pero
no es así. Se ha comprobado que la
actividad física no elimina los efectos nocivos del tabaco. Los daños en el
organismo son exactamente iguales en las personas fumadoras que realizan
ejercicio que en las que no lo realizan. La única diferencia entre ellos es que
los que realizan ejercicio están más en forma.
Lo bueno es que todo lo que el tabaco os hace se puede
frenar e incluso se puede revertir el proceso. Pero para lograrlo hay que
dejar de fumar. Si seguís introduciendo esos químicos en vuestro organismo os
seguirán destrozando hagáis o no hagáis ejercicio. Sé que es difícil, hay quien
necesitará ayuda para lograrlo, pero no es imposible. Intentadlo.
¿Me permitís un consejo?
Normalmente, cuando se intenta dejar de fumar, se genera ansiedad (síndrome de abstinencia). Algunos
médicos recetan un tipo de antidepresivos para esta etapa. Yo prefiero otros
métodos más naturales. Si notáis esa ansiedad, poneos vuestras zapatillas y
salid a correr, o id al gimnasio y haced una buena clase de Body Combat, Body
Attack, o cualquiera que os pueda gustar. Las endorfinas que segregaréis os
harán sentir mucho mejor que cualquier antidepresivo y, además, iréis notando
como vuestros pulmones se van regenerando y cada vez os ahogáis menos.
En un mundo que le da cada vez
más importancia al aspecto físico, a la estética, a la salud, el tabaco no
debería tener cabida. Apartad el tabaco de vuestra vida y sustituidlo por el
deporte, vuestro cuerpo os lo agradecerá. J
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