Si hay una actividad que se ha
ido abriendo hueco en la sociedad actual, es el baile. Siempre han existido
escuelas de baile a donde asistir para aprender los distintos bailes de salón,
escuelas de baile latino, escuelas de flamenco, escuelas de ballet… Pero, en
las últimas décadas, su número ha aumentado notablemente. Y esto no se queda
ahí, el baile ha ido introduciéndose poco a poco, pero con paso firme, en las
salas de actividades dirigidas de los gimnasios. Sí, actividades como el Body
Jam, el Sh’Bam, el Zumba o el Cubbà son de las más demandadas hoy en día.
Sí, la gente ha encontrado en el
baile (y en las actividades dirigidas basadas en el baile) una gran manera de
divertirse. ¿Os habéis asomado alguna vez a una de estas clases?, si lo hacéis,
veréis que no hay nadie serio. Es imposible no oír carcajadas en estas clases.
La música, los movimientos, los primeros intentos para coger algún paso… Sí,
son de las clases más divertidas que existen.
Aun así, hay gente muy reacia a
probar este tipo de actividades (tanto el baile puro como las actividades
dirigidas basadas en el baile) porque “soy
muy patoso/a”, “el baile no es lo mío”, “no tengo coordinación, y para esas
clases hace falta mucha”, y un largo etcétera.
Pues por eso escribo este post.
Me encantaría que todos intentaseis bailar alguna vez. Os sorprenderían mucho
los logros. Y no sólo estoy hablando de logros físicos. Está comprobado que el baile tiene muchos beneficios para la
salud.
Como ejercicio aeróbico que es,
el baile es muy beneficioso para mantener
una buena salud cardiovascular. El corazón aumenta la fuerza de bombeo, por
lo la sangre llega más fácilmente a cada uno de los tejidos de nuestro cuerpo,
es decir, mejora la circulación sanguínea evitando así ciertos problemas
circulatorios como las varices.
A parte, también ayuda a aumentar la capacidad pulmonar.
Nuestros pulmones tienen unas pequeñas bolsas, llamadas alveolos, que son las
encargadas de lo que se conoce como intercambio
de gases. Es decir, son los encargados de oxigenar la sangre para que ésta
lleve el oxígeno a los tejidos de nuestro cuerpo, y recogen el dióxido de
carbono que resulta del esfuerzo muscular para que los pulmones lo expulsen al
exterior de nuestro cuerpo. Pues bien, en una respiración normal, utilizamos,
más o menos, la mitad de nuestros alveolos. Durante este tipo de ejercicio,
nuestros pulmones ponen en funcionamiento parte de los alveolos que, por lo
general, están reposando para que
llegue más oxígeno a las partes de nuestro cuerpo que lo demandan.
Practicado asiduamente, el baile
puede hacer que parte de esos alveolos que siempre están reposando pasen a estar activos de forma permanente. Nuestros
pulmones tendrán la capacidad de inhalar más aire, es decir, más oxígeno y
exhalar más dióxido de carbono. Algo muy beneficioso ya que ayuda a paliar o,
como mínimo, a suavizar los síntomas de ciertos problemas respiratorios como el
asma.
Así, si aumenta la fuerza de
nuestro corazón y aumenta nuestra capacidad pulmonar, podemos imaginar los
resultados, ¿no? Todo nuestro cuerpo estará mejor oxigenado, por lo que cada
vez nos sentiremos menos cansados al realizar cualquier actividad física. Esto
hará que cada vez disfrutemos más de cada paso, de cada canción, e, incluso,
que pidamos más intensidad en las clases.
También es importante que sepáis
que el baile ayuda a controlar los niveles de azúcar en sangre, por lo que
ayuda a disminuir el riesgo de sufrir
diabetes de tipo 2.
Así mismo, también es de gran ayuda para reducir los niveles de
colesterol con todo lo que ello supone para nuestra salud cardiovascular.
El baile no sólo ayuda a disminuir los niveles de colesterol malo (LDL) en
sangre, también ayuda a aumentar los niveles de colesterol bueno (HDL). Una
combinación perfecta para mantener nuestro colesterol siempre a raya.
Además de ser un gran ejercicio
aeróbico, el baile también es considerado como un ejercicio de fuerza. Se
tonifican grandes grupos musculares, sobre todo de las piernas y el core (en
algunas disciplinas como el tango también se tonifican los músculos dorsales y,
como no, en disciplinas acrobáticas se tonifica todo el cuerpo). Y, como
cualquier ejercicio de fuerza que se precie, ayuda a aumentar la masa ósea, es
decir, hace que los huesos se vuelvan más fuertes. Así, practicado con regularidad, puede ayudar a prevenir la osteoporosis.
Otro aspecto muy importante del
baile es que ayuda a mejorar la posición
corporal. Ayuda a mejorar la flexibilidad de nuestra columna vertebral y a
fortalecer los músculos que la soportan. Por lo que, sin darnos cuenta, nuestra
posición se va volviendo cada vez más erguida, más segura. Así, se van
eliminando, poco a poco, los problemas de salud derivados de malas posturas
(cifosis, lordosis, contracturas, lumbalgias…).
Para todos aquellos que os
negáis a bailar porque “no tengo
coordinación”, os explico: el baile es la manera de mejorar esa coordinación. Sí, y no sólo eso, también ayuda a
mejorar la flexibilidad, la agilidad y
el equilibrio. Destrezas muy importantes para nuestra salud. Al mejorarlas,
nuestro cuerpo estará preparado para responder mejor ante cualquier imprevisto
(tropezones, caídas…), reduciendo así las probabilidades de sufrir lesiones.
Además, está comprobado que el
baile podría ayudar a mejorar la
capacidad de movimiento en personas que padecen ciertas enfermedades
neurológicas.
Cómo no, he de decir que el
baile es de gran ayuda para combatir el
sobrepeso y la obesidad, ya que favorece el drenaje de líquidos y toxinas y
la eliminación del exceso de grasa.
A parte de todo esto, no me puedo
olvidar de mis queridas endorfinas (hormona de la felicidad). Bailando
aumentamos la secreción de esta hormona, lo que hace que nos sintamos mejor y
más relajados. Así, vemos que esta actividad es un gran antídoto antiestrés y un gran antidepresivo.
Como veis, no hay excusas. Hasta
la persona más coordinada es patosa cuando se le enseña algo por primera vez.
Perded el miedo a hacer el ridículo, bailar no es hacer el ridículo. Empezad
poco a poco, veréis como os engancha y en pocas semanas no podréis vivir sin
él. Os lo pasaréis en grande y, además, notaréis grandes beneficios, ¿qué más
podemos pedir? Que suene la música y… ¡a bailar! J
Para cualquier consulta: mejorsiesconsalud@gmail.com
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