Seguro que os pasa más a menudo
de lo que pensáis: sin motivo aparente os veis atraídos hacia la despensa o la
nevera, la abrís y os pegáis un atracón de dulces o de cualquier snack y acto
seguido os sentís culpables. U os sentáis a comer y, más que comer, engullís lo
que tenéis en el plato, repetís y después buscáis un buen dulce de postre, y
justo al acabar, cuando os notáis a punto de reventar, pensáis que no vais por
la noche no cenaréis porque ya habéis comido demasiado.
Aunque os parezca mentira, esto
es algo que nos pasa a todos, y nos pasa más seguido de lo que pensamos. Eso
sí, hay personas a las que les pasa más a menudo que a otras. Estoy hablando de
la ansiedad, un problema de hiperexcitación nerviosa.
Lo malo de resolver esta
ansiedad con comida es que puede llegar a ser adictivo, a parte de que es “cómodo”, sólo hay que levantarse e ir a
la despensa. Esta adicción se debe a que lo productos que elegimos ingerir en
un ataque de ansiedad con “productos basura”,
es decir, dulces y demás snacks llenos de calorías vacías que producen un pico
de insulina muy elevado en nuestro organismo. Este pico cae con la misma
velocidad con la que ha subido, lo que hace que enseguida volvamos a tener
necesidad de comer dulces.
Pero no sólo eso, esta adicción
a resolver nuestros problemas comiendo va a hacer que aumente nuestra grasa
corporal, aumentando así nuestro volumen. Cada vez nos veremos peor, lo que nos
causará más ansiedad. ¿Veis el círculo vicioso en el que podéis entrar? Hemos
de evitar entrar en este círculo, y no sólo por problemas estéticos, sino, y
sobre todo, por los problemas de salud que conlleva. Como he dicho más de una
vez, la obesidad puede acarrear problemas serios de salud como diabetes tipo
II, cardiopatías, problemas circulatorios…
Lo bueno es que esta ansiedad se
puede controlar. Sólo hay que tener fuerza de voluntad y seguir estos pequeños
trucos:
-
Elimina las tentaciones: cuando vayas a hacer la compra, evita el
pasillo de los dulces y los snacks. No tenerlos en casa es la mejor manera de
no comerlos. Haz la lista de la compra con lo indispensable (carne, pescado,
fruta, verdura…) y no incluyas esas tentaciones. Compra sólo lo que tengas en
la lista. Así, si en algún momento te entra esa ansiedad, consumirás productos
que te convienen más a todos los niveles.
-
Bebe más agua: los expertos siempre recomiendan beber un mínimo de 6
vasos de agua al día. Yo, a mis alumnos suelo aconsejarles que beban un mínimo
de 2 litros .
El agua no sólo va a ayudarte a mantener tu organismo en equilibrio, además te
sacia. Si tomas un vaso de agua antes de comer, verás como desaparece esa
ansiedad con la que atacas la comida. Si, cuando te levantas para ir directo a
la despensa, coges una botella de agua y te bebes uno o dos vasos, verás como
te pasan las ganas de comer tanto dulce.
-
No te saltes ni una sola comida: como os he dicho tantas veces, es
recomendable hacer un mínimo de cinco comidas al día (desayuno, almuerzo,
comida, merienda y cena). Saltarte una de ellas hará que llegues a la siguiente
con más hambre de lo normal y ansioso por comer. Es cuando llegan esos temidos
atracones. Haz todas las comidas, no dejes pasar más de cuatro horas sin comer,
verás como controlas la ansiedad, comes las cantidades adecuadas, los productos
adecuados, regulas tu organismo y, si necesitas perder volumen, lo harás.
En este punto tengo que hablar
del desayuno. Seguro de muchos os saltáis el desayuno porque “por la mañana no tengo hambre”, “no tengo
tiempo”… Lo primero, si no tenéis hambre por la mañana, lo más seguro es
que se deba a que habéis cenado demasiado. La cena ha de ser la comida más
ligera del día. Haced cenas más ligeras de lo que acostumbráis y veréis como os
despertáis con hambre. Aun así, si habéis acostumbrado a vuestro cuerpo a no
desayunar, al principio os costará, pero poco a poco lograréis acostumbraros y
sacaréis tiempo para hacerlo (este tema lo trataré en otro post). Pero tenéis
que tener en cuenta que el desayuno es muy importante para nuestro organismo.
Otro problema viene con los
almuerzos y meriendas. Mucha gente no puede salir de su lugar de trabajo para
almorzar/merendar y no puede tomarse un sándwich en el despacho. Un consejo,
llevaos una tartera con fruta rápida de comer (uvas, cerezas, fresas…) y,
aunque no podáis salir del despacho, podréis ir comiéndola sin problemas (nadie
os verá sujetando un bocadillo, no dejaréis migas…).
Aunque no os parezca importante,
lo es. No os saltéis ni una comida. Notaréis como va desapareciendo esa
ansiedad.
-
Haz ejercicio: la actividad física es algo que no puede faltar en
nuestra vida. No sólo va bien para nuestro cuerpo, sino también para nuestra
mente. Al hacer ejercicio nuestro organismo segrega endorfinas, la famosa
hormona de la felicidad, por lo que al acabar te sentirás relajado, notarás que
has dejado de lado aquello que tanto te preocupaba y que te provoca ansiedad.
Los días que no te apetezca o no
puedas realizar actividades muy físicas, realiza técnicas de respiración y
relajación.
-
Mantén la mente distraída: si no logras eliminar de la cabeza aquello
que te provoca ansiedad. Si llega ese momento en el que necesitas ir a la
despensa a por chucherías, levántate pero no vayas a la despensa, ve a la
estantería y coge una novela, o una revista, saca un puzzle y hazlo… Busca que
tu mente se centre en cualquier actividad que no sea la comida, tu cuerpo lo
agradecerá, y tu mente también.
-
Duerme lo suficiente: cuando se duermen las horas suficientes, si el
descanso es de calidad, se segrega leptina, una hormona que se encarga de
indicarle al cerebro que el cuerpo está totalmente satisfecho, que no necesita
nada más para sentirse bien.
Como veis no es difícil, son
unos trucos muy sencillos. Sólo hay que tener fuerza de voluntad y, eso sí,
constancia. Si sigues estos consejos todos los días, notarás que tu ansiedad
desaparece y que tu calidad de vida mejora. Probad y me contáis. J
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