¿Alguna vez os ha dicho vuestro
entrenador que cada vez que salís y bebéis alcohol echáis a perder toda la
semana de trabajo en la sala de pesas? Seguro que os ha parecido una afirmación
exagerada, ¿verdad?
Lo digo porque últimamente me ha
tocado repetir esta misma frase a varias personas que se quejan de que no ven
los resultados que esperaban con el entrenamiento. Cuando les he dicho que
estropean el entrenamiento de la semana con los cubatas que toman en fin de
semana, me han tratado de exagerada, como si les hablase de un falso mito.
Lamento comunicaros que no es
ningún mito. Las bebidas alcohólicas tienen muchos efectos negativos sobre
nuestro organismo, y alguno de ellos afecta directamente a los resultados que
esperamos obtener cuando entrenamos duro en la sala de pesas.
Para empezar, el alcohol engorda. Sí, y no hablo de
esa fase de crecimiento que buscáis
muchos antes de limpiaros y quedaros “secos”. No. Estoy hablando de gordura,
grasa acumulada, celulitis… Hablo de lo que no le gusta a nadie ni en fase de crecimiento. Las bebidas
alcohólicas no tienen apenas aporte nutritivo para nuestro organismo, están
llenas de las que conocemos como calorías
vacías, que suelen incluir grandes cantidades de hidratos de carbono de
absorción rápida y grasas poco saludables (trans y saturadas). Así, si te
machacas en el gimnasio y ves que los deseados abdominales no se marcan,
pregúntate cuánto bebes en fin de semana. Igual la respuesta está en el número de
cubatas que tomas, no en el número de crunches de abdominal que haces al día.
Pero bueno, éste es uno de los
problemas menores que acarrea el consumo de bebidas alcohólicas. Los que
deseáis desarrollar una buena masa muscular, deberíais saber que el consumo de alcohol tiene efectos
negativos sobre la liberación de la hormona del crecimiento. Esta hormona
juega un papel muy importante en la regeneración, la reproducción y el
crecimiento de los tejidos del organismo. Si los niveles de esta hormona son
bajos, el desarrollo muscular no se llevará a cabo de la forma adecuada.
La hormona del crecimiento se
secreta, principalmente, por la noche, durante las primeras horas de sueño. El
alcohol tiende a interrumpir los ritmos naturales del sueño, por lo que su ingesta
reduce la cantidad de hormona que nuestro organismo secreta. Está comprobado
que pueden darse disminuciones de hasta el 70% en la liberación de hormona del
crecimiento. Os podéis imaginar el efecto que esto tiene sobre vuestro progreso
físico, ¿no?
Voy a seguir hablando de
hormonas que tienen relación directa con el desarrollo muscular, la
testosterona, principal responsable de que los hombres tengan más masa muscular
que las mujeres. Al consumir alcohol, nuestro hígado produce una sustancia
tóxica que disminuye la concentración de
testosterona en el cuerpo. Esto va a hacer que disminuya vuestro desarrollo
muscular.
Por otro lado, tenéis que tener
en cuenta que el alcohol está considerado como droga blanda. Es una toxina. Así, cuando lo ingerimos nuestro
cuerpo va a emplear grandes cantidades de energía en eliminar esa toxina y en
recuperarse de los efectos negativos que ha tenido sobre los tejidos. Todo esto
lleva un tiempo (tu cuerpo no se recupera en un solo día). Tenéis que pensar
que las reservas de energía de nuestro cuerpo son limitadas, por lo que si las
emplea para recuperarse de los efectos negativos del alcohol, no tendrá la suficiente energía para
recuperarse de los entrenamientos. Así que, como mínimo, el primer
entrenamiento de la semana (el primero tras la ingesta de alcohol) no será nada
productivo.
Algo que también hay que tener
en cuenta si intentáis ganar masa muscular y consumís bebidas alcohólicas es
que el alcohol actúa como diurético en
nuestro organismo. A no ser que os aseguréis de reemplazar el líquido
perdido con agua u otra bebida no alcohólica que no contenga cafeína (la
cafeína deshidrata), vuestros niveles naturales de agua se verán afectados, es
decir, os deshidrataréis.
La deshidratación tiene una serie de efectos negativos en el cuerpo: produce sensación de fatiga,
que provoca un bajo rendimiento físico; aumenta la sensación de apetito, algo
problemático, sobre todo si se está a dieta; e interrumpe la capacidad de las
células musculares para producir ATP (principal fuente de energía muscular).
Otras de las grandes fuentes de
energía de nuestros músculos es el glucógeno. Cuando se consume alcohol, la
síntesis del alcohol adquiere más importancia en nuestro organismo que la
síntesis de glucógeno, por lo que se
produce una disminución en las reservas de glucógeno en las células musculares
(glucógeno muscular). Por lo tanto, cuando vayáis a realizar vuestra
próxima sesión de entrenamiento notaréis que tenéis menos energía de lo
habitual y no podréis trabajar con la misma intensidad.
Ahora es cuando alguno de
vosotros piensa “bueno, pero es que a mí
no me interesa ganar masa muscular”. Creo que deberíais saber que el alcohol también afecta al rendimiento,
incluso cuando se trata de realizar actividades aeróbicas. Todos los que no os
preocupáis por la sala de pesas, que preferís realizar actividades dirigidas,
correr, etc., debéis saber que el alcohol puede aumentar la presión sanguínea,
lo que hará que aumente el ritmo cardíaco. Tened en cuenta que durante las
actividades de tipo aeróbico nuestro corazón aumenta su ritmo para poder
oxigenar bien todo el cuerpo, si encima nuestro organismo no ha eliminado del
todo el alcohol consumido, imaginaos. El corazón aumentará mucho más de lo
normal su ritmo, lo que hará que nos fatiguemos muy pronto y que el ejercicio
nos resulte muy difícil (o imposible) de realizar.
Como veis, consumir bebidas
alcohólicas no ayuda en nada a lograr el cuerpo que tanto deseamos cuando
entrenamos en la sala de pesas, inhibe el correcto desarrollo muscular y disminuye
nuestro rendimiento. Eso sí, no me voy a poner estilo puritano aquí a deciros
que no bebáis los fines de semana. Haced lo que queráis. Eso sí, si en algún
momento os planteáis por qué vuestro entrenamiento no funciona como os
esperabais, pensad en esas salidas nocturnas. Como he dicho antes, igual la
respuesta está ahí y no en vuestro entrenamiento ni en vuestra dieta.
A nivel personal, creo que, ya
que hacemos el esfuerzo de seguir una dieta y entrenamos duro cada día para
ganar músculo, es una tontería estropear tanto esfuerzo por algo tan poco
necesario y tan dañino como el alcohol, ¿no creéis? J
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