miércoles, 3 de diciembre de 2014

ENTRENAMIENTO CON PESAS. EL MEJOR AMIGO DE LA MUJER


Si os fijáis bien, cada vez más mujeres se apuntan a un gimnasio. Objetivo principal: perder peso. Por eso mismo, desde el día que entran a pedir información, se niegan a saber nada de la sala de pesas. Automáticamente preguntan por las actividades colectivas, y, preferiblemente, actividades cardiovasculares (aerobic, step, spinning…). En el momento en que les nombras la sala de pesas, la frase es la misma en más del 90% de vosotras: “no, no. Yo pesas no quiero hacer. No quiero que se me ponga cuerpo de hombre”.
Dejadme que os diga que cometéis un error muy grave. Es totalmente imposible que se os ponga cuerpo de hombre, ¿por qué? Muy sencillo: no sois hombres. Para tener cuerpo de hombre, principalmente hay que ser un hombre. A este respecto, muchas tenéis la imagen errónea de que al hacer pesas automáticamente te conviertes en culturista. No es así.
Durante años, las imágenes de mujeres levantadoras de pesas nos llegaban a través de revistas de culturismo. Mujeres culturistas de competición. Y, por desgracia, esa imagen de mujer masculinizada es la única imagen que os viene a la cabeza cuando pensáis en una sala de pesas. A ver, os explico. Las culturistas, por las exigencias de la competición han de hormonarse. Es decir, han de suplementarse con hormona masculina (testosterona) para poder llegar al nivel de atrofia muscular que se les exige. Este es el motivo por el que adquieren esa imagen tan masculina, no el hecho de levantar pesas.

Pensad que las mujeres no segregamos la testosterona que segregan los hombres. Esta hormona es la responsable de la atrofia (crecimiento) muscular. Así, por lógica, si no segregamos tanta testosterona como los hombres, es imposible que se nos ponga cuerpo de hombre, ¿no?
¿Habéis visto alguna revista de fitness últimamente? Os invito a que lo hagáis. Veréis lo que puede hacer un buen entrenamiento de pesas en vuestro cuerpo. Lo transforma, le da unas formas envidiables, lo endurece…
Por si esas fotos no os acaban de convencer, voy a nombraros algunas ventajas que obtendréis al entrenar con pesas:
-                     Quemaréis calorías a largo plazo: vale, estoy de acuerdo en que una sesión de 40 minutos de cardio quema más calorías que una de entrenamiento en la sala de pesas. Lo que pocas sabéis es que, cuando hacéis cardio, quemáis calorías sólo mientras estáis haciéndolo, pero, al entrenar con pesas, la quema de calorías continúa una vez se ha acabado la sesión. Sí, al tonificar lo que hacemos, básicamente, es crear fibras musculares. Para mantenerlas nuestro cuerpo necesita gastar más energía (calorías) de las que utiliza para mantener las células grasas. Esto es lo que llamamos activar el metabolismo.
Sí, nuestro cuerpo gasta más energía para mover un gramo de músculo que para mover uno de grasa. Así, un cuerpo tonificado quemará más calorías haciendo cualquier cosa (aunque simplemente sea dando un paseo) que un cuerpo que no lo esté.

-                     Tendréis menor riesgo de padecer diabetes: está demostrado que trabajar con pesas ayuda a mejorar la forma en la que el organismo procesa el azúcar, algo de gran ayuda para prevenir la diabetes. Si eres diabética, deberías saber que, según varios estudios, largos períodos de entrenamiento de fuerza mejoran el control sobre los niveles de azúcar tanto como la medicación.
-                     Son grandes aliadas contra la osteoporosis: como sabéis, la osteoporosis es una enfermedad que afecta a gran número de mujeres de determinada edad (sobre todo con la llegada de la menopausia). Se caracteriza por el desgaste óseo. Pues bien, está comprobado que entrenar con pesas fortalece los huesos ayudando a prevenir esta enfermedad.
-                     Os ayudan a adelgazar de la mejor manera: otra cosa en la que os tengo que dar la razón, haciendo cardio se pierde peso. Pero, como he dicho más de una vez, para mí adelgazar no es perder peso, sino volumen. El peso que perdéis si os dedicáis tan solo a hacer cardio es peso muscular. Digamos que quemáis más músculo que grasa. Sin quererlo estáis haciendo vuestro metabolismo más lento. Así, puede que en la báscula veáis que pesáis menos, pero miraos el cuerpo: ¿qué forma tienen vuestros brazos y piernas?, ¿cómo está vuestro abdomen?, ¿qué pensáis de vuestro glúteo?

Sí, cada día veo chicas que se matan a hacer cardio y nunca están conformes con su cuerpo. No les gusta cómo les sienta la ropa. Quieren un cuerpo firme y no lo logran, se extrañan de no conseguirlo bajando peso.
Para eso están las pesas, chicas. Como he dicho, el trabajo de pesas tonifica y quema grasas de manera constante. Al tonificarlo, vuestro cuerpo se vuelve firme, desaparece la flacidez de los brazos, las piernas, el glúteo y la tripa y empieza a adquirir unas curvas envidiables. Lo que suele asustar es que, al trabajar con pesas, aumenta nuestro peso en la báscula. Por eso le digo a todas mis alumnas “no os peséis, mirad cómo os sienta la ropa”. Porque al tonificar el cuerpo gana peso pero pierde volumen (la grasa no pesa pero tiene mucho volumen), por lo que la ropa sienta mucho mejor y lo que vemos en el espejo gusta cada vez más.
Y no penséis que éstas son las únicas ventajas de entrenar con pesas, son simplemente las que más me llaman la atención.
Ahora que espero haberos convencido para entrenar en la sala de pesas (aunque sea dos o tres días a la semana), viene el tema de los pesos. No tengáis miedo a coger peso. Repito, no somos hombres, es imposible que nos convirtamos en uno simplemente con entrenar pesas y, por supuesto, nadie os va a pedir que os suplementéis cuando entrenéis.
Mi consejo es que os olvidéis de las mancuernas de 0.5 kg. y de las de 1 kg. Coged la ficha que os prepare el monitor de sala, mirad el número de repeticiones que tenéis que hacer por serie y pensad que tenéis que notar cada repetición. Si acabáis una sola serie con la sensación de “he hecho el ejercicio como podría haber estado viendo la tele”, no vais a notar ninguno de los beneficios que os acabo de explicar. Buscad un peso que os haga notar cada repetición. Es así como haréis que vuestro cuerpo reaccione y empiece a transformarse en ese cuerpo firme que tanto deseáis.


Pensadlo, ¿qué cuerpo preferís tener, uno flaco y flacido, o uno delgado y tonificado? Yo tengo muy clara mi elección (por supuesto, la segunda). Pensad que el mundo está cambiando, que un cuerpo flaco ya no es bonito. Hoy en día un cuerpo flaco es símbolo de debilidad e, incluso, de enfermedad. Cada vez gustan más los cuerpos femeninos tonificados. Como decimos en el mundo del fitness: “fitness is the new sexy” (el fitness es el nuevo sexy). J

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