lunes, 10 de noviembre de 2014

DIETAS DISOCIADAS. CUANDO ALGO SE BASA EN UNA MENTIRA...


¿Cuántas veces habéis oído hablar de las famosas dietas milagro últimamente? Cada vez más, ¿verdad? La verdad es que no es de extrañar en la sociedad de cómodos que se ha creado.
Sí, para mí la sociedad se ha vuelto cómoda. Es mucho más cómodo comprar comida precocinada (llena de grasas saturadas y conservantes artificiales) o llamar al típico restaurante de comida rápida para que te traigan algo a casa que invertir un tiempo en la cocina. Es mucho más cómodo coger el coche para ir a cualquier lado que caminar unos minutos. Es mucho más cómodo entrar en un kiosco y comprar bollería para que merienden los niños al salir del colegio que pasar unos minutos haciendo un bocadillo… Y toda esta comodidad, ¿dónde nos ha llevado? Nos ha llevado a convertirnos en una sociedad obesa, una sociedad propensa a sufrir cardiopatías, una sociedad incapaz de inculcar buenos hábitos a los más jóvenes.
Por otro lado, no sé si debido al estrés que llevamos, nos hemos acostumbrado a las prisas. Lo queremos todo ya. Hemos perdido la paciencia. De ahí que las dietas milagro se hayan hecho tan famosas en los últimos años. La gente se ve con unos kilos de más y, en lugar de coger el camino correcto y cambiar sus malos hábitos, deciden que quieren perderlos ya. Así se cometen barbaridades como comer durante días sólo un tipo de fruta, tomar batidos sustitutivos de comidas, dejar de consumir ciertos nutrientes y un largo etcétera que sí, hacen que la gente pierda peso de manera inminente, pero que tienen un efecto rebote del que nadie habla cuando aconseja este tipo de dietas. Todas estas dietas sólo pueden seguirse durante un período de tiempo reducido ya que tienen carencias muy importantes y ponen en serio peligro la salud de quienes las siguen, pero además, cuando se deja la dieta y se vuelve a los hábitos normales, se aumenta de peso igual de rápido que se perdió y, por lo general, se aumenta más de lo que se perdió.

Bajo mi punto de vista, las dietas disociadas son parte de estas dietas milagro. Seguro que aquí muchos discrepan conmigo diciendo que en las dietas disociadas se come de todo. Sí, tenéis razón, se come de todo, son más equilibradas que las dietas más estrictas, pero, si me permitís decirlo, yo no creo en los resultados a corto plazo. Siempre aconsejo a los que me rodean que huyan de este tipo de soluciones rápidas porque todo lo que se hace rápido, por lo general, acaba mal. Pensad que cuando una dieta hace perder peso de manera tan rápida, no os estáis deshaciendo de la grasa acumulada, por lo general, lo que se pierde es músculo y líquidos. Así que sí, la báscula os dirá que pesáis menos pero eso no quiere decir que estéis físicamente bien.
Para los que no sepáis lo que es una dieta disociada os explico: son unas dietas basadas en la premisa de que nuestro sistema digestivo no está preparado para asimilar distintos tipos de alimentos a la vez. Así, abogan por no mezclar en una misma comida proteínas e hidratos de carbono.
Este tipo de dieta es muy fácil de seguir ya que no hay límite de cantidades. Al no mezclar alimentos, permite consumir la cantidad que se desee en cada comida, sin pesar cantidades ni medir calorías. Esto es algo que llama mucho la atención, sobre todo a aquellos a los que las restricciones de una dieta normal les crea ansiedad.

Pero, cuidado, este tipo de dieta está basado en una premisa falsa. Como he mencionado, se basan en que nuestro sistema digestivo no está preparado para asimilar distintos tipos de alimentos a la vez, una afirmación totalmente errónea. Nuestro sistema digestivo está diseñado para digerir y absorber, en cada uno de sus niveles, los diferentes nutrientes que componen los alimentos. No tiene problemas en digerir y absorber nutrientes cuando se toman de manera conjunta los hidratos y las proteínas. Nuestro aparato digestivo contiene enzimas encargadas de transformar las proteínas y los hidratos de carbono en sustancias más simples para que nuestro cuerpo las asimile y las aproveche como debe, pero, en contra de lo que aseguran los defensores de las dietas disociadas, estas enzimas pueden actuar de manera simultánea sin problemas.
De hecho, hay que pensar que no existen alimentos que contengan única y exclusivamente un nutriente (o hidratos de carbono, o proteínas o grasas). Todos los alimentos son una combinación de diversos nutrientes de distintas proporciones. Es decir, todos los alimentos contienen los distintos macronutrientes pero en distintas cantidades. Así, por ejemplo, un alimento considerado proteico en este tipo de dietas es la leche, que sí, tiene una gran carga proteíca, pero también contiene azúcares (lactosa) y grasas (si es entera o semidesnatada). Otro ejemplo serían las legumbres, alimento con alto contenido en hidratos de carbono, y como tales son consideradas en estas dietas, pero su contenido en proteínas no es nada despreciable.

Como veis, éste es un tipo de dieta contradictoria basada en una mentira. Y, bajo mi punto de vista, todo lo que se basa en mentiras no puede nunca llegar a funcionar bien.
Por otro lado, está comprobado que, a parte del efecto rebote (que ha aparecido en gran parte de los que han seguido este tipo de dieta alguna vez), las dietas disociadas afectan al sistema digestivo, haciendo que aparezcan estreñimientos de manera habitual, las personas que las realizan de manera regular tienen más seca la piel y pierden grandes cantidades de pelo. Para mí, esto es una señal bien clara de que este tipo de dietas no es nada sana.



Como veis, por mucho que el lobo se disfrace de cordero, sigue siendo lobo. Una vez más os he de decir aquello de que para lograr resultados hemos de poner miras a largo plazo. Huid de los remedios rápidos. ¿Queréis perder volumen? Fácil, dejad de mirar raro a todos aquellos que se cuidan y que van regularmente al gimnasio y seguid su ejemplo: id a un buen nutricionista/endocrino que os aconseje como alimentaros dependiendo de vuestra actividad diaria y vuestros gustos. Adoptad esa dieta, la vuestra, y no otra. Empezad a cambiar los malos hábitos. Y, sobre todo, combinadlo con la práctica deportiva. Vale, suena estresante, pero hacedlo, intentadlo. Comenzaréis a ver y a notar los resultados antes de lo que pensáis, unos resultados que os gustarán muchísimo más que los que se obtienen con las dietas milagro y, lo mejor de todo, serán resultados que durarán toda la vida. J

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