miércoles, 10 de septiembre de 2014

HOMBRES EN EL GIMNASIO. MITOS Y TÓPICOS


Un año más, ya está aquí el mes de Septiembre. Y con él vuelven las preocupaciones por nuestro cuerpo. Nos miramos al espejo pensando en cada helado, en cada granizado, en cada mojito, en cada cena… ¿Dónde está ese físico que veíamos reflejado antes del verano? Todos lo sabemos, ¿verdad? Está escondido detrás de cada helado, de cada granizado, de cada mojito, de cada cena… La solución, también la sabemos, ¿a que sí? Volver al gimnasio.
Sí, Septiembre es el mes del año en el que todo vuelve a su rutina, y, cómo no, en nuestra rutina no puede faltar una horita de gimnasio. Septiembre es ese mes en el que gran número de hombres vuelven al gimnasio a retomar sus entrenamientos. ¿Objetivo? Fácil: definir. Más del 90% de vosotros preguntáis cómo perder esa “barriguita cervecera” y marcar la famosa “tableta de chocolate” o “six pack” como se la empieza a conocer, casi todos queréis marcar un buen pectoral y unos buenos bíceps. Y, por desgracia, casi el 100% de vosotros pensáis que para lograr estos objetivos sólo se ha de pisar la sala de pesas del gimnasio.
Igual que el lunes dediqué el post a las chicas, hoy lo voy a dedicar a hablar de los mitos y tópicos de los hombres en los gimnasios, que también los hay. Esas creencias erróneas que pueden interferir negativamente en vuestros objetivos.
Voy a empezar por mi preferida. Esa frase que oigo cada día y que cada día me sigue sorprendiendo: “a mí no me hace falta entrenar pierna. Yo juego a fútbol”. ¿Veis? Lo acabo de escribir y me he vuelto a sorprender. Pensad la frase un poco y veréis que no tiene ninguna lógica. ¿En serio pensáis que los futbolistas tienen las piernas que tienen sólo porque juegan al fútbol? No chicos, lamento comunicaros que esto no es así. Los futbolistas no tienen esas piernas sólo de correr detrás de un balón. Además de entrenar sobre el terreno de juego, cada equipo de fútbol (de las primeras divisiones, claro está) tiene un preparador físico que se encarga de la condición física de los jugadores. Esto es, les hace entrenar fuera de campo, en gimnasio, tanto la fuerza muscular (sobre todo de los músculos que más utilizan, las piernas) como la resistencia cardiovascular.

Por desgracia, los gimnasios de hoy en día están llenos de “cuerpos raqueta” porque creen que correr detrás de un balón tonifica. Quitaos esta idea de la cabeza, por favor. Todos los músculos del cuerpo se tienen que trabajar por igual. Vuestra pierna no es menos importante que vuestros brazos, pecho o espalda. Todo lo contrario. Reservad un día para trabajar vuestro tren inferior. Sí, duele. Sí, agota. Pero veréis como os gustan los resultados.
Otro mito, y, además, de los fuertemente arraigados en los gimnasios desde hace décadas: “¿clases colectivas yo? No hombre, eso es para chicas”. Aquí he de ser sincera, hace unos años sí, así era. Pero, con “hace unos años” me refiero a los años 80. A estas alturas, ya entrado el siglo XXI, creo que es hora de que empecéis a cambiar la mentalidad.

Vale, el aeróbic se inventó por mujeres para mujeres. Concretamente por la mujer de un militar americano que empezó a copiar ciertos movimientos que hacían en la base militar su marido y compañeros en los entrenamientos. Sí, así comenzó todo. Mujeres copiando a sus maridos militares para ponerse en forma. Poco a poco evolucionó, y siempre enfocando las clases hacia el público femenino. Pero durante las últimas décadas el mundo de las actividades colectivas ha cambiado mucho. Ahora todo está evolucionando hacia lo que llamamos fitness. Todas las clases tienen una base aeróbica, pero en todas se da una gran importancia a la tonificación muscular, de manera que en todas ellas se trabaja tanto la resistencia muscular como la cardiovascular. Es decir, ahora las clases colectivas están enfocadas a todo tipo de público, también el masculino.
Si os quitaseis esas reticencias a entrar en la sala de actividades colectivas, veríais como vuestro gran objetivo de definición llega antes de lo que pensáis.

Hay algo en lo que coincidís con las chicas: “¿qué tengo que hacer para quitarme esto?”, aunque vosotros sólo os señaláis la tripa. Como bien dije el lunes, no es posible perder grasa de manera localizada. Lo único que puedo hacer es daros el mismo consejo que a las chicas: poneos en manos de un buen nutricionista, haced caso a los profesionales de vuestro gimnasio y tened paciencia. Y, por supuesto, dejad de hacer abdominales cada día. No por trabajarlos todos los días los vais a marcar antes. Como el resto de músculos de nuestro cuerpo, necesita descanso. No los sobreentrenéis. Tened en cuenta que la gente que marca abdominales no lo hace a base de crunches, sino a base de dieta y constancia.
Ahora hablaré de algo que todos los que comienzan a entrenar en la sala piensan. Algo que nos cuesta mucho quitaros de la cabeza: “cuanto más peso coja antes me definiré”. Aquí entramos en la eterna dicotomía peso vs. técnica. Lo siento pero yo soy de las que piensan que es mucho mejor y más efectivo trabajar con una buena técnica a trabajar con mucho peso. Igual muchos de vosotros me lo discutís, pero, para mí, es mucho mejor entrenar con un peso que te permita trabajar a un ritmo controlado y con una posición correcta del cuerpo, sin trampas. De manera que se note cada repetición de cada serie única y exclusivamente en el músculo que se pretende entrenar. 

Entrenar con mucho peso hará que adoptéis posiciones incorrectas para ejecutar los ejercicios y que hagáis trampas, es decir, realizaréis movimientos erróneos implicando músculos que no tendrían que implicarse en el entrenamiento, pudiendo provocar lesiones, sobre todo lumbalgias.
Otro gran error que cometéis es el de no estirar. No entiendo por qué, pero menos de un 20% de los que entrenáis en la sala de pesas estiráis después del ejercicio. Un error muy grave por vuestra parte, chicos. Con el entrenamiento de pesas los músculos se acortan, pierden movilidad, y tanto músculos como tendones y ligamentos pierden flexibilidad y elasticidad. Esto, lo único que os va a provocar a medio/largo plazo, son lesiones, desde leves como contracturas, hasta graves como roturas fibrilares. 

Si tras cada entrenamiento dedicaseis cinco minutos de vuestro tiempo a estirar bien, no sólo evitaríais lesiones, sino que, además, vuestros músculos ganarían en salud.
Por último tengo que hablaros del entrenamiento cardiovascular. “Si hago cardio quemaré músculo”. Otro grave error, chicos. Sólo hay una manera de que el entrenamiento cardiovascular “queme el músculo”, hacerlo a alta intensidad (por encima del 80% de vuestra frecuencia cardiaca máxima). Si trabajáis a una intensidad media-baja (más o menos al 60% de vuestra capacidad) durante una media hora tras vuestro entrenamiento en la sala, no sólo ayudaréis a vuestro corazón a estar más sano, sino que, además, ayudaréis a quemar esa grasa que tanto os molesta, de manera que llegaríais antes a esa definición deseada. Una buena opción si no queréis o podéis salir a correr es la de entrar a una clase dirigida.



Espero que este post os ayude a ver que el gimnasio es mucho más que la sala de pesas. Que el buen entrenamiento y los buenos resultados se logran combinando el entrenamiento de la sala de pesas con el cardiovascular y una buena dieta. Espero que logréis cambiar la mentalidad y que comencéis a trabajar todo vuestro cuerpo por igual, incluida la pierna, y que os mantengáis sanos siguiendo una buena dieta, haciendo ejercicio cardiovascular y estirando. Y, por supuesto, probad las actividades colectivas, os sorprenderá lo que lograréis gracias a ellas. J

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